El Banco Central Europeo nunca ha ocultado su animadversión hacia el bitcoin y las criptomonedas. Este jueves ha hecho una nueva demostración por medio de una publicación firmada por dos de sus economistas, Ulrich Bindseil y Jürgen Schaaf. En pleno auge del bitcoin, cuya cotización ha vuelto a superar este mes los 50.000 dólares, valorándolo así en más de un billón de dólares gracias a la autorización de una decena de fondos cotizados (ETF) por parte de la Comisión de Bolsa y Valores estadounidense (SEC), el texto del supervisor deja un puñado de frases contundentes que no gustarán a los defensores de la principal criptomoneda.
La más tajante, quizá, es la que responde a la pregunta más difícil. ¿Cuál es el valor del bitcoin? “Para sus seguidores, la aprobación formal [de los ETF] confirma que las inversiones en bitcoin son seguras y el repunte es la prueba de un triunfo imparable. No estamos de acuerdo con ninguna de esas afirmaciones y reiteramos que el valor real del bitcoin sigue siendo cero”.
Es decir, el BCE cree que millones de pequeños inversores y algunos institucionales están poniendo su dinero en algo que no tiene ningún valor. Y eso no acabará bien. “Para la sociedad, un renovado ciclo de auge y caída del bitcoin es una perspectiva nefasta. Y el daño colateral será enorme, incluido el perjuicio ambiental y la redistribución final de la riqueza a expensas de los [inversores] menos sofisticados”. En un momento donde se habla de un cierto desembarco institucional, cree que el pez pequeño será el más golpeado.
Los autores del documento, titulado: Aprobación de los ETF de bitcoin: el nuevo ropaje de un emperador que está desnudo, constatan que más de 15 años después de su creación, el bitcoin “ha fracasado en su promesa de ser una moneda global y descentralizada”, y sus transacciones “siguen siendo inconvenientes, lentas y costosas”. Además, muestran cierta resignación ante el nuevo apogeo cripto, que parece haber dejado en el olvido los múltiples escándalos y bancarrotas que han sacudido al sector y se han llevado por delante los ahorros de muchos inversores minoristas en casos como el de FTX o TerraLuna. “En noviembre de 2022 ya advertimos sobre los riesgos para la sociedad y el medio ambiente si el lobby del bitcoin lograba relanzar una burbuja con la ayuda involuntaria de los legisladores”.
La lista continúa. El bitcoin, según el BCE, no habría sido capaz de combatir su uso a gran escala por parte de delincuentes. Y su implantación generalizada no ha tenido éxito ni siquiera con incentivos tan jugosos como los ofrecidos por el gobierno de El Salvador, que le otorgó el estatus de moneda de curso legal y regaló 30 dólares en bitcoins a los ciudadanos.
El BCE tampoco le encuentra virtud alguna como inversión, como resalta en una comparación del bitcoin con otros activos. “No genera ningún flujo de efectivo (a diferencia de los bienes raíces) ni dividendos (acciones), no puede usarse productivamente (materias primas) y no ofrece ningún beneficio social (como las joyas o el oro) ni apreciación subjetiva basada en habilidades sobresalientes (obras de arte)”, concluye.
Su percepción es que quienes han caído en la trampa del bitcoin son los inversores minoristas “con menos conocimientos financieros”, que se sentirían atraídos por él ante el miedo a perderse eventuales revalorizaciones, “lo que les lleva a perder potencialmente su dinero”.
El diagnóstico acerca de sus efectos sobre el planeta no es mejor: el sistema utilizado por los mineros para obtener bitcoins requiere de un uso intensivo de energía, lo cual “continúa contaminando el medio ambiente a la misma escala que países enteros”.
¿Por qué si es tan malo, el bitcoin ha subido tanto en los últimos meses? En su explicación citan tres motivos: la perspectiva de una bajada de tipos por parte de los bancos centrales, el halving que reducirá la oferta de bitcoins en circulación este año, y la citada aprobación de los ETF. Sin embargo, considera que se trata de espejismos. “Si bien en el corto plazo la entrada de dinero puede tener un gran impacto en los precios independientemente de los fundamentos, los precios eventualmente volverán a sus valores fundamentales en el largo plazo. Y sin ningún flujo de caja u otros rendimientos, el valor razonable de un activo es cero”.
Prohibición
El artículo ve por tanto el bitcoin en manos de “vendedores de aceite de serpiente”, y considera totalmente exagerado el bum desatado por los ETF. “El problema nunca ha sido la falta de posibilidades para especular utilizando bitcoin, sino que se trata sólo de especulación”, remata.
Respecto a su uso para actividades ilícitas, la entidad concreta cifras: señala que el bitcoin “sigue siendo la principal opción para el lavado de dinero en el mundo digital”, y detalla que en 2022 se transfirieron 23.800 millones de dólares en criptomonedas desde direcciones ilícitas, un 68% más que el año anterior. Por eso, aboga por medidas drásticas contra su uso. “Parece incorrecto que el bitcoin no esté sujeto a una fuerte intervención regulatoria, hasta prácticamente prohibirlo”, reclama.
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