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FC Barcelona: Generar confianza | Fútbol | Deportes

Hace ya una decena de años, allá por 2011, decidimos que el conocimiento que se generaba en el Barça a través de datos, GPS, estadísticas, datos médicos, educativos e informes de scouting debían quedarse en el Club para que perteneciesen a su inteligencia digital. Todavía quedaba lejos eso que ahora llamamos Inteligencia Artificial y que todos los segmentos relacionados con futbol (deportivo, medico, educativo, psicológico) trabajasen bajo los mismos parámetros, bajo el mismo paraguas, bajo los mismos sistemas, todos compatibles, y que pudiéramos cruzarlos sin problemas. Tampoco sabíamos muy bien qué era lo que podríamos encontrar, aunque sí teníamos la convicción de que podíamos generar conocimiento que pudiera ayudarnos dentro del proceso de decisión; y que ese conocimiento nos permitiera aportar ideas, tal vez hasta soluciones, a la difícil tarea de entrenar. Además de que todo técnico debía asumir desde el momento que aceptaba ocupar un banquillo -para nosotros los que tocaban a aquello que llamábamos Barça profesional y que englobaba a primer equipo, Barça B y juvenil sub-19-, el hacerse cargo de las decisiones que eso conllevaba.

Esta semana me recordaba Raúl Peláez, quien bajo la dirección de Albert Valentín se encargaba de esta parte (llamémosle innovadora, llamémosle sabia, llamémosle discreta del Barça, ya que eran tiempos en los que ni las negociaciones se retransmitían y mucho menos el conocimiento), que la condición que yo les puse para este proceso era desarrollar elementos que solo debían atender a una condición: “Generar confianza”. Es decir, que cada uno de los elementos y todos ellos cruzados entre sí sólo tenían sentido si éramos capaces de que toda esa información ayudase a que el entrenador se encontrase acompañado en sus decisiones; y que todas las conclusiones gestadas sólo tenían sentido si nos ayudaban a que esa confianza se desarrollase en nuestros dirigentes, nuestra Junta directiva, para que supiesen que cada decisión tenía su sustento y su criterio.

Generar confianza me ha parecido siempre y en todos los clubes en los que he trabajado un elemento fundamental por encima de los egos y de las guerras tácticas, de posiciones y trincheras. Pero, básicamente, generar confianza hacia dentro, hacia los que trabajan contigo. O, mejor dicho, para los que trabajas.

Eso que alguien definió como nuestro cliente interno y principal.

Confianza de nuestro entrenador para que supiese y sintiese que todo lo que estábamos trabajando y generando estaba destinado a hacerle mas fácil su vida y su toma de decisiones, sabiendo que nada de lo producido era para ser utilizado en su contra. Sabiendo y confiando, también, en que todo lo que éramos capaces de generar iba a ser tratado como un elemento más en el proceso de toma de decisiones de nuestro equipo técnico, dejando los egos de lado y sabiendo que todos buscábamos lo mejor para el Club y, por tanto, de cada uno de nosotros.

Un Club de futbol no es, siento acabar con este mito que usted, amigo lector, ya imaginaba, un club de amigos que juegan al fútbol sino un conjunto de diversos intereses puesto en común con el objetivo de conseguir lo mejor para el colectivo. Como ejemplo, ya les conté aquello que Johan Cruyff decía siempre sobre que el verdadero amigo es el que te exige y te ayuda a ser mejor y no aquel que sólo te consuela y te reafirma en tu convicción de que el mundo conspira contra ti. Pero todo se sustenta en ese delicado elemento de la confianza, de que nadie hace nada para perjudicar a nadie sino para ayudar a todos a crecer y ser mejores.

Y ese elemento de la confianza tiene mucho que ver con la discreción, con lo privado, con mantener las conversaciones difíciles dentro del ámbito que posibilite que se hagan las cosas y no que se sepan antes de que se hayan hecho. Y las guerras de filtraciones y contrafiltraciones suele ser uno de esos “datos” intangibles que a mí me hablan de confianzas perdidas y de batallas de egos, esas que deshacen y destruyen los proyectos desde dentro mientras, absurdamente, se busca el enemigo fuera.

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By Angel Maria Adan

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